Smartphones en 10 años. ¿Cómo serán y podrían desaparecer por completo?

La tecnología evoluciona tan rápidamente que los smartphones que utilizamos hoy pueden parecer aparatos retro dentro de una década. Cada año se les añaden nuevas funciones, pero es evidente que los cambios más interesantes están aún por llegar: tanto el aspecto de los dispositivos como la forma en que interactuamos con ellos pueden cambiar pronto. Al mismo tiempo, es cada vez más probable que, con el tiempo, los smartphones clásicos se transformen en otras formas o pasen a ser cosa del pasado.

Hardware compacto y un nuevo factor de forma

La tendencia más notable es la miniaturización de los procesadores y componentes electrónicos. Mientras que antes los chips ocupaban mucho espacio, ahora estos “cerebros” del dispositivo se alojan en finas placas capaces de procesar enormes cantidades de datos. Esto abre la posibilidad de crear smartphones ultraligeros y flexibles que puedan enrollarse, doblarse o incluso llevarse en la muñeca como una pulsera.

Los primeros modelos con pantallas flexibles están actualmente en el mercado, pero dentro de 10 años es probable que estas opciones alcancen un nuevo nivel de comodidad. Lo más probable es que se experimente con pantallas transparentes o parcialmente transparentes, capaces de mostrar información en distintos modos. También cambiará la forma de los teléfonos inteligentes: por ejemplo, rectángulos delgados que puedan transformarse fácilmente en una tableta o paneles compactos “giratorios” con un gran espacio de trabajo.

Inteligencia artificial

Cuando hablamos del futuro, es difícil evitar el tema de la inteligencia artificial. Ya ayuda a las cámaras a reconocer caras o a elegir los mejores ajustes para hacer fotos, pero en los próximos diez años, su papel será mucho más importante. Los sistemas de IA empezarán a entender el contexto de una conversación, respondiendo a preguntas y órdenes de la forma más natural posible.

El control por voz debe ir más allá de las órdenes habituales, como “enciende la música” o “¿cuántos grados hace fuera?”. Podrás comunicarte con el asistente de voz como si hablaras con una persona conocida. Ni siquiera necesitarás tocar la pantalla, ya que bastará con expresar la petición, y la inteligencia artificial te proporcionará toda la información -mensajes, previsiones meteorológicas e itinerario de viaje- en forma de respuesta de voz o en una pantalla holográfica (cuando estén disponibles).

La aparición de los hologramas y la realidad aumentada

Otra área importante es la tecnología de visualización. Los hologramas, que hoy parecen un efecto de las películas de ciencia ficción, pueden hacerse realidad en un futuro próximo. Algunas empresas están demostrando prototipos de paneles holográficos, y dentro de 10 años, estas soluciones podrían generalizarse.

Imagina un chip diminuto o un “llavero” ultrafino que proyecte ante ti un menú de contactos, un navegador web o una ventana de mensajería en forma de imagen tridimensional en el momento preciso. Se acabaron las pantallas voluminosas: toda la información se muestra en el espacio. Estas interfaces holográficas van de la mano de la realidad aumentada (RA), que integra objetos digitales directamente en nuestro entorno físico. Las gafas de RA ya pueden superponer infografías a objetos reales. Con el tiempo, estas innovaciones podrían sustituir a la habitual pantalla rectangular si se vuelven sencillas y fáciles de usar. P.D. Ya hemos publicado un artículo sobre AR/VR en Technovision, puedes leerlo aquí.

Comunicación de alta velocidad de nueva generación

Para que todos los conceptos descritos anteriormente funcionen con éxito, es esencial un acceso a Internet ultrarrápido y estable. Aunque ahora estamos pasando gradualmente a 5G, dentro de unos 10 años el mundo podría estar utilizando 6G o incluso 7G. Una conexión de este tipo permitirá transferir enormes cantidades de información en sólo una fracción de segundo. Esto significa que todas las operaciones complejas que requieran mucha potencia de cálculo (por ejemplo, el análisis de big data o el renderizado de hologramas) tendrán lugar en servidores en la nube. Los dispositivos simplemente aceptarán el “resultado final” y lo mostrarán de forma accesible. En consecuencia, los factores de forma compactos serán cada vez más importantes, ya que el “relleno” del aparato puede ser mínimo: lo principal es disponer de un módulo de comunicación de alta velocidad.

¿Desaparecerán por completo los smartphones?

Es muy posible. Si se dispone de formas más cómodas de acceder a la información, y las funciones de llamadas, mensajería y redes sociales son asumidas con éxito por gafas o lentes de contacto con proyección, entonces el gran cuerpo “tipo ladrillo” dejará de ser necesario.

Incluso hay predicciones futuristas sobre la introducción de interfaces neuronales, cuando los usuarios puedan interactuar directamente con el entorno digital utilizando impulsos cerebrales. Una tecnología así, si llega a ser posible, planteará muchas cuestiones, incluida la seguridad. Por ahora, parece más cercano a la ciencia ficción, pero no olvidemos que el chip Neurolink ya se ha lanzado y se está probando en humanos.

Interacción con otros dispositivos

Otra cosa que influirá en el futuro de los smartphones es el ecosistema que nos rodea. Cada vez más, los dispositivos inteligentes se conectan para formar una única red: relojes, auriculares, coches, frigoríficos, etc. Dentro de diez años, es probable que cada uno de estos elementos forme parte de una red global que pueda controlarse cómodamente a través de una única interfaz. Si este “panel de control único” se traslada a unas gafas de realidad aumentada o a una pulsera compacta con un proyector holográfico, nuestro smartphone dejará de ser el principal medio de interactuar con la electrónica tal como la conocemos.

El futuro

La puesta en práctica de todos los escenarios depende no sólo de las invenciones científicas y tecnológicas, sino también de la rapidez con que se pongan a disposición del gran público. Algunos desarrollos prometedores permanecen en los laboratorios debido a sus elevados costes y a la falta de interés de los grandes inversores. También es importante lo dispuesta que esté la gente a introducir esas innovaciones en su vida cotidiana y a abandonar los dispositivos de eficacia probada.

Por un lado, los smartphones pueden cambiar significativamente o incluso desaparecer si surgen alternativas extremadamente cómodas. Por otro, la naturaleza humana valora la sencillez y las soluciones claras. Los inventos que cambian nuestras percepciones se convierten rápidamente en habituales, pero a veces tardan más de una década en generalizarse de verdad. Así que es probable que dentro de 10 años veamos pantallas flexibles, funciones avanzadas de inteligencia artificial y diseños de smartphones más sofisticados. Que se abandonen por completo dependerá de la rapidez y profundidad con que tecnologías como la RA, los hologramas y las interfaces neuronales se integren en la vida cotidiana. Si pueden ofrecer una forma más sencilla y eficaz de comunicarse, los teléfonos clásicos pasarán definitivamente a la sombra, y será un paso totalmente lógico.

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