Cuando utilizamos un ordenador, un smartphone o incluso simplemente ponemos en marcha una lavadora, rara vez pensamos que detrás de todas estas acciones hay pequeños pero potentísimos procesadores.
Estos chips, invisibles para nosotros, realizan millones de operaciones por segundo, y hoy los damos por sentados, pero hace mucho tiempo su aparición supuso un verdadero avance tecnológico.
Echemos un vistazo a la historia de su desarrollo y veamos cómo han cambiado el mundo que nos rodea. El nacimiento del microprocesador Retrocedamos en el tiempo, concretamente a la época en que los ordenadores ocupaban habitaciones enteras y su potencia era mucho menor que la de un smartphone moderno.
Alrededor de los años 70, los ordenadores eran enormes y muy caros, y sólo las grandes empresas u organizaciones gubernamentales podían permitirse utilizarlos.
Sin embargo, todo cambió cuando Intel presentó el primer microprocesador del mundo, el Intel 4004, en 1971.
Tenía el tamaño de una uña y podía realizar cálculos sencillos que antes requerían máquinas grandes y complejas.
Era un procesador de 4 bits, lo que significaba que podía procesar pequeños fragmentos de información a la vez.
Pero a pesar de sus limitaciones, el Intel 4004 fue el primer paso en el camino hacia la informática moderna.
Para comprender mejor la importancia de este descubrimiento, cabe señalar que el procesador sólo tenía 2.300 transistores, elementos microscópicos que realizan operaciones lógicas.
En comparación, los procesadores modernos tienen miles de millones de transistores de este tipo.
Pero en aquella época, era un progreso increíble.
El 4004 funcionaba a una frecuencia de 740 kHz y podía realizar hasta 60 mil operaciones por segundo.
Hoy, estas cifras parecen muy modestas, pero para los años 70, era un verdadero avance tecnológico. ¿Por qué era tan importante? El hecho es que el Intel 4004 permitió crear ordenadores mucho más pequeños y baratos que podían realizar tareas que antes no estaban al alcance de los usuarios normales.
Por ejemplo, se utilizó en calculadoras y pequeños sistemas de control.
En realidad, el pequeño chip abrió la puerta a la creación de nuevas tecnologías y se convirtió en la base del desarrollo posterior de los microprocesadores.
Desde entonces, los procesadores han evolucionado a un ritmo increíble. La aparición de los procesadores de 8 y 16 bits Después de que el Intel 4004 mostrara al mundo las capacidades de los microprocesadores, el desarrollo tecnológico empezó a cobrar impulso.
Aquel primer microprocesador fue sólo el principio, y en pocos años los ingenieros se dieron cuenta de que se podía conseguir un rendimiento aún mayor aumentando la cantidad de datos procesados por ciclo.
Este método condujo al desarrollo de los procesadores de 8 bits. Procesador de 8 bits A mediados de la década de 1970, aparecieron en el mercado procesadores de 8 bits como el Intel 8080 o el Zilog Z80.
¿Qué significa “8 bits”?
Significa que dichos procesadores podían procesar 8 bits de información, o 1 byte, a la vez.
A modo de comparación, el Intel 4004 era un procesador de 4 bits que sólo podía procesar medio byte a la vez.
Estos procesadores se convirtieron rápidamente en la base de los primeros ordenadores personales.
Por ejemplo, el Zilog Z80 se utilizó en muchos ordenadores populares de la época, como el TRS-80 y el ZX Spectrum.
Los ordenadores personales se hicieron más asequibles para la gente corriente, no sólo para las grandes empresas o instituciones científicas. El procesador de 16 bits Pero el desarrollo no se detuvo ahí, por supuesto.
En 1978, Intel dio el siguiente gran paso adelante con la introducción del procesador Intel 8086 de 16 bits.
Podía procesar el doble de datos por ciclo que los procesadores de 8 bits.
Además, el Intel 8086 se convirtió en la base de la arquitectura x86, que aún hoy se utiliza en algunos ordenadores personales modernos.
Los procesadores de 16 bits hicieron posible la creación de ordenadores más potentes, que permitían tareas más complejas como el tratamiento de textos, el trabajo con bases de datos e incluso operaciones gráficas sencillas.
Además de una mayor productividad, surgieron nuevas funciones adicionales, como la multitarea, es decir, la capacidad de ejecutar varios programas simultáneamente.
Este fue un paso importante en el desarrollo de los sistemas informáticos, que luego condujo a la creación de los sistemas operativos y el software modernos. Impacto en el mercado Como ya te habrás dado cuenta, con la llegada de los procesadores de 8 y 16 bits, los ordenadores se hicieron muy asequibles no sólo para las empresas, sino también para los usuarios corrientes.
La gente empezó a utilizar los PC en casa para diversas tareas: escribir documentos, llevar registros, y también para entretenerse jugando a juegos de ordenador.
Estos procesadores se convirtieron en los primeros “cerebros” reales de los ordenadores domésticos y sentaron las bases para el desarrollo de toda la industria informática, que cada año era más potente y asequible.
Evolución de los procesadores: el camino desde los simples chips hasta los potentes sistemas multinúcleo (Primera parte)
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