El futuro del turismo espacial. ¿Cuándo estará disponible?

La idea de ir al espacio hace tiempo que dejó de ser algo fantástico. Desde mediados del siglo XX, los seres humanos se han esforzado por escapar de los confines de nuestro planeta y explorar horizontes desconocidos. Desde entonces, los viajes espaciales se han desarrollado rápidamente en el ámbito científico, pero en los últimos años se han multiplicado las promesas de que pronto aparecerán rutas “turísticas” regulares a la órbita. Su precio sigue estando por las nubes, pero cada vez hay más empresas dispuestas a reducir los costes y hacer estos viajes más accesibles a un amplio abanico de personas. Entonces, ¿cuándo irá el turismo espacial más allá de una oferta VIP? Intentemos averiguarlo en este artículo.

Primeros pasos hacia el viaje orbital

Oficialmente, el turismo espacial comenzó a principios de la década de 2000, cuando varios empresarios adinerados de Estados Unidos y otros países pagaron decenas de millones de dólares por la oportunidad de visitar la Estación Espacial Internacional (ISS). En aquella época, estas personas recibían una formación completa bajo la supervisión de especialistas y se ponían en órbita junto con astronautas profesionales en naves. A pesar del elevado coste del billete, estos primeros turistas sentaron las bases de toda una industria, demostrando que los vuelos espaciales pueden organizarse para algo más que fines puramente científicos.

Hoy en día, vemos que las empresas privadas compiten cada vez más activamente en este ámbito. Hablamos sobre todo de distintos formatos de vuelo: saltos suborbitales, órbita terrestre baja, incluso expediciones a la Luna. Para mucha gente, los vuelos suborbitales serán el primer paso: son más baratos e implican sólo unos minutos fuera de la atmósfera, pero en este momento ya permiten ver la curvatura de la Tierra y sentir el estado de ingravidez.

¿O es sólo para los ricos?

Hasta ahora, el coste de una excursión espacial era de millones o incluso decenas de millones de dólares, por lo que parecía un entretenimiento exclusivo de los ultra ricos. Con el tiempo, sin embargo, los avances tecnológicos podrían cambiar la situación. Cuanto más sofisticados se vuelvan los cohetes y las cápsulas, menores serán los costes de lanzamiento. La reutilización de la primera etapa de un cohete es un paso en el que SpaceX ha sido pionera.

Cuando haya más oferta en el mercado y los fabricantes empiecen a aumentar la producción, el precio de un billete bajará inmediatamente. Hemos visto una historia similar con los viajes en avión: los vuelos transatlánticos eran antes inasequibles para la mayoría, y ahora es algo habitual para muchos viajeros. Por supuesto, es difícil esperar que un billete espacial cueste tanto como un vuelo a otro continente, pero en los próximos 10-20 años, el coste podría bajar a unos cientos de miles de dólares o menos. Sigue siendo mucho dinero, pero no es tan fantástico como diez o veinte millones.

Ya hay varias empresas líderes en el mercado del turismo espacial. ” Virgin Galactic, fundada por Richard Branson, apuesta por los vuelos suborbitales, ofreciendo vuelos cortos pero espectaculares en una aeronave especial que lleva la nave espacial a grandes altitudes. ” Blue Origin, fundada por el fundador de Amazon, Jeff Bezos, ha estado probando con éxito cohetes reutilizables para viajes cortos por encima de la atmósfera. Y SpaceX, dirigida por Elon Musk, realiza actualmente lanzamientos tripulados a la ISS y planea introducir vuelos comerciales para turistas en la nave Crew Dragon.

Además de estos grandes nombres, hay otros proyectos: empresas de China, Europa y Japón están desarrollando sus propios programas de vuelos suborbitales. Esta competencia está haciendo bajar el precio de los vuelos y, en consecuencia, la aparición de una gama más amplia de servicios: desde un breve “paseo” hasta la oportunidad de vivir en la estación espacial durante un par de días.

Cómo se forma a los turistas

Tener dinero no es la única condición para volar. Los turistas deben someterse a un examen médico exhaustivo y a un curso de formación específico. Para los viajes suborbitales cortos, los requisitos son algo menores, pero aun así hay que aprender a reaccionar ante la sobrecarga y la ingravidez. Los centros de entrenamiento ofrecen programas que simulan el vuelo en un entorno de baja gravedad creado artificialmente y ponen a prueba la resistencia durante una carga centrífuga.

Primero, se ofrece a los principiantes una cámara especial “flotante” en la que se crean breves episodios de ingravidez utilizando el vuelo parabólico de la aeronave. Luego aprenden sobre el diseño de la cápsula, los procedimientos de emergencia y los aspectos psicológicos de estar en un espacio confinado.

Si hablamos de un vuelo orbital de varios días o más, el programa de formación es mucho más complejo y puede durar varios meses. Los participantes no sólo tienen que adaptarse a estar en el espacio, sino también aprender los procedimientos básicos para manejar la estación, acoplar la nave y qué hacer en caso de despresurización. De ello se encargan los expertos de la NASA, la ESA y otras agencias espaciales, ya que tienen experiencia en la formación de astronautas profesionales.

Qué puede marcar la diferencia

En un futuro próximo, podrían aparecer en la órbita terrestre estaciones o módulos espaciales privados destinados principalmente a los turistas. Varias empresas ya han anunciado planes para construir sus propios “hoteles espaciales”, donde podrás alojarte durante unos días o incluso semanas. Dichas estaciones estarán equipadas con módulos especiales para actividades recreativas, observación de la Tierra y experimentos científicos sencillos.

Otro campo interesante es volar alrededor de la Luna, que es mucho más caro pero también atrae a aventureros adinerados que quieren batir un récord o simplemente experimentar sensaciones excepcionales. SpaceX ha firmado contratos con varios turistas para este tipo de misiones, que probablemente tendrán lugar en la próxima década. Si estos proyectos tienen éxito, nuevas empresas entrarán en el mercado, y el precio para el viajero medio disminuirá gradualmente.

Perspectivas.

Si el turismo espacial permanece en el ámbito de los viajes exóticos y caros, su impacto en la sociedad será mínimo. Sin embargo, si la industria es capaz de ofrecer vuelos “masivos”, aunque por decenas de miles de dólares en lugar de millones, seguirá abriendo algo nuevo. Con el tiempo, puede surgir una infraestructura similar a la de los aeropuertos, sólo que para los puertos espaciales, donde se lanzarán vuelos suborbitales casi a diario.

Como resultado, los niños podrán asistir a visitas educativas, los estudiantes podrán realizar pequeños experimentos científicos y los turistas de a pie podrán disfrutar de la vista de la Tierra desde arriba. No debemos olvidar el posible impacto positivo en la investigación científica. Si aumenta el número de lanzamientos y se abren nuevas plataformas en órbita, esto dará a los participantes de distintos campos de la ciencia la posibilidad de realizar experimentos que antes eran inaccesibles debido a las limitaciones espaciales y a los elevados costes.

Mirando al futuro

A pesar del escepticismo, el turismo espacial ya es hoy una realidad, aunque para un estrecho círculo de élite. La feroz competencia entre empresas, el rápido descenso de los costes de lanzamiento y la aparición de nuevas tecnologías significan que, en 10-20 años, los viajes orbitales serán más asequibles para un abanico mucho más amplio de personas. Por supuesto, incluso en este caso, el vuelo no será tan asequible como un billete de avión normal, pero la diferencia entre “imposible” y “muy caro” sigue siendo significativa.

Y lo que es más importante, estos cambios están empujando no sólo a la industria espacial, sino a todo el mundo a replantearse cómo interactuamos con el espacio. Antes, la órbita era un lugar exclusivo para expediciones científicas o satélites militares, pero ahora los ciudadanos de a pie se esfuerzan por ir allí en busca de nuevas experiencias e impresiones. El tiempo dirá lo rápido que la humanidad será capaz de resolver estas cuestiones y abrir horizontes infinitos a los futuros viajeros. El espacio ya no parece tan lejano y, por tanto, su conquista es sólo cuestión de tiempo.

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